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Declaración del Partido Liberal
de Cuba y el Partido Solidaridad Democrática.
El Partido Liberal de Cuba (PLC) y el Partido Solidaridad Democrática (PSD),
justamente preocupados por la grave situación actual de mi país, quieren
dejar fijada su posición ante las recientes decisiones que con gran
desacierto y desafuero ha venido tomando en los últimos meses, y de
manera unipersonal, el Presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros Dr. Fidel Castro Ruz.
En referencia al discurso pronunciado por el presidente cubano el pasado
26 de julio, y cuyos planteamientos fueron sometidos al análisis de las
direcciones nacionales de ambos partidos, los que llegaron al consenso
que tales pronunciamientos están dirigidos a crispar aun más los
conflictos en los que están enfrentados los diversos sectores de la
sociedad.
Son infundados los análisis y ataques afilados contra los espectros de
la disidencia y la oposición en Cuba y en la mayoría de los casos están
muy distantes de la realidad. Al mismo tiempo, las informaciones dadas
al pueblo por el mandatario en dicho acto, sobre la dinámica y
comportamiento de la economía cubana en lo que va de año, no
corresponden con la realidad nacional.
A simple vista es posible apreciar las implicaciones e impactos
negativos en el ya limitado bienestar del pueblo de Cuba, lo cual es lo
contrario a lo manifestado por el presidente de Cuba el pasado 26 de
julio. En los momentos actuales se observa una precariedad existencial
notoria, al punto que día a día se dejan ver y sentir más la pobreza, la
miseria, las enfermedades, la suciedad en las calles, la falta de
higiene general, el colapso en el sistema de salud, politizándolo con
falsos ropajes de solidaridad, la falta de vivienda se agudiza, el
desabastecimiento, tanto en las tiendas de recuperación de divisas como
en las de moneda nacional, el encarecimiento de los productos básicos,
el transporte estatal casi inexistente, la falta constante del fluido
eléctrico, la corrupción generalizada, las exclusiones por ideas
políticas, en fin, en todos los sectores de la vida social, política y
económica del país. Y sin embargo, a pesar del fracaso del régimen
establecido, el jefe de dicho gobierno cubano no esconde sus ansias
deliberadas de centralizarlo todo.
Preocupante y peligroso es el acentuado pensamiento personalista por
parte del gobernante cubano y sus más cercanos colaboradores, los que
han borrado de un plumazo el ya limitado poder de los órganos
legislativos y ejecutivos de la nación. Ejemplo de lo anterior, es que
en las últimas decisiones no se han tenido en cuenta estos órganos
nominalmente instituidos.
Esto se corroboró en el acto del 26 de julio, efectuado en el Teatro
Carlos Marx, el cual desempeñó el papel que le correspondía a la primera
legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, supliendo y
usurpando las funciones que le corresponden a los diputados y a los y a
los Consejo de Estado y de Ministros. Por tanto a la población no le
queda otro remedio que aceptar lo bueno o lo malo, lo cierto o lo falso,
lo que la élite determine. A fin de cuenta, ese pequeño grupo es el
verdadero Estado, los cuales desde hace algún tiempo vienen gobernando
de facto.
Que nadie se llame a engaños, con ese discurso se reafirmó la línea de
ese reducido grupo, que hoy en nombre de su revolución, han raptado y
amordazado a la república, cerrando todos los espacios, no sólo al
mercado, con la firme determinación de provocar la desaparición de los
sectores más dinámicos y prometedores de la sociedad, sino también al
diálogo, a la negociación, a la reconciliación nacional, a la democracia.
Con este acentuado estatismo, se cierran los pocos espacios que quedan a
los productores individuales y a toda forma de cuenta tropismo; con este
diseño lo que buscan es la eliminación de la libre concurrencia, las
distintas formas de trabajo independiente y el debilitamiento, con miras
a la desaparición de los focos de riqueza y de mercado no oficialistas.
Con este diseño el presidente de Cuba, sin tener legitimidad ni mandato
institucional, puede rechazar en nombre del pueblo toda la ayuda
humanitaria ofrecida desde el exterior y que según su parecer provengan
de fuentes políticamente no correctas.
No importan las secuelas de destrucción y muerte, de hambre, de todo
tipo de necesidades que haya dejado el huracán Dennos y que el Estado no
puede resolver. Con este diseño el presidente de Cuba no solo puede
rechazar la mencionada ayuda extranjera, sino que además no permite
organizar un movimiento nacional de recogida para ayudar a los más
afectados, prohibiendo y amenazando a los grupos civilistas para que no
promuevan campañas con ese fin.
En cuanto a las acusaciones y amenazas a la comunidad opositora y
disidencia interna, deseamos reafirmar una vez más que los liberales
cubanos, al igual que el resto de la oposición, están organizados a todo
lo largo y ancho del país, por tanto nuestro proceder es sumamente
responsable, y no caeremos en la trampa tendida provocando respuestas y
acciones no mesuradas que faciliten nuestro desgaste o desviación del
proceder respetuoso y honorable de nuestros partidos y de la mayoría de
la oposición.
El PLC y el PSD han acentuado su proyección alejadas de los efectos de
los desgastados procedimientos de engaños y manipulaciones, caudillismos,
mentiras, chantajes, amenazas y abusos excesivos de poder. Todas estas
manifestaciones negativas son propias de los gobiernos totalitarios,
cuya enfermiza conducta está en total enfrentamiento con la democracia,
la libertad y el libre ejercicio de la opinión pública.
Por ello lo que hoy caracteriza a los liberales y a la mayor parte de la
oposición en Cuba, es su moral, transparencia y equidad de sus discursos
y programas políticos, su humanismo, el respeto al diferente, su
concepción consecuente del espíritu nacional y la constitucionalidad.
Valores que contraponen y distancian del espíritu y la letra del
discurso oficialista
Comité Político del PLC Comité Político del PSD
La Habana, 12 de Agosto de 2005.
Fuente:
www.netforcuba.org
Agosto 18, 2005
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